miércoles, 20 de febrero de 2008

qué idiotez

¿Qué es lo que estoy haciendo con mi vida? Qué hago deprimiéndome por todo, por cada estupidez a la que le doy importancia? Tengo apenas 22 años y me siento viejo por dentro. Basta ya. Telarañas fuera. El mundo está lleno de experiencias vitales, de lugares, de gente interesantísima por conocer, de sueños que cumplir y de sorpresas por encontrar. No voy a pasarme el resto de mi juventud compadeciéndome de mí mismo; sufriendo por cada cosa desagradable que me pase, porque aún queda mucho tiempo para que las cicatrices se cierren y las cosas mejoren. La nostalgia es para otras personas. La nostalgia es para la gente que desea vivir cosas que ya no puede vivir. Y sí, todos hemos tenido esa sensación alguna vez, pero a mi edad es casi seguro que vendrán cosas mejores. Realmente empiezo a pensar que la vida no me sonreirá hasta que yo no le sonría a ella, y la verdad, hace mucho que ni la miro a la cara.

lunes, 18 de febrero de 2008

La inspiración se fue


La inspiración se ha ido. Llevo meses buscando inspiración para escribir, para tocar, para crear algo. Pero no hay nada. Me he quedado vacío.
A lo mejor es que me he dejado absorber demasiado por el día a día; por la rutina, el estrés y los asuntos banales. El caso es que me fuerzo a escribir, a tocar algo bonito, a componer una canción, o simplemente a tener un sentimiento bonito, que no sea nostalgia de algo inexistente. Pero no me sale nada. Me siento impotente; impotente, triste y vacío.
Y se supone que la tristeza suele inspirar a la gente. Algunos compones temas tristes, otros escriben historias de desamor, de muerte, de desesperanza, o simplemente se regodean en su tristeza y eso les hace estar más en sintonía con el mundo, y luego resurgen elevados a su máxima potencia. Pero a mi no me inspira. Estoy totalmente bloqueado por la amargura interna, reseca y pegada a las paredes del estómago. Es como si ya no fuera más que el portador de esa tristeza alienante. Y la cosa es que no sé como sacarla. Es imposible parirla, deshacerse de ella o echarla de alguna forma. Crece y crece, y a veces se hace mas pequeña, y luego, cuando parece que ha desaparecido, vuelve a surgir de la nada. Es como un tumor que no se puede erradicar con terapia alguna.
¿Qué me pasa? ¿Es temporal, o ya se acabó? Se acabó mi etapa de soñador. Mi etapa creativa y artística. Quizá ahora simplemente me limite a existir; a trabajar, a estudiar y simplemente existir. A lo mejor la vida trata de eso. Puede que llegue un momento en la existencia en el que dejas de soñar, de tener expectativas, de querer cambiar el mundo, y simplemente coexistas con las necesidades básicas de un trozo de carne móvil.
Lo único que me queda es desear que algún día algo me haga despertar del estado de quiescencia y volver disfrutar, a crear y así merecer de nuevo la existencia.