Hace tiempo que no escribo. Mucho tiempo…y por desgracia eso no ha hecho que deje de pensar y de dudar, de cometer errores, o de decepcionarme.
A lo largo de estos meses esas cosas han seguido existiendo en mi día a día, poniéndome a prueba una y otra vez, y haciendo que me dé cuenta de lo poco que sé de mí mismo.
Podría escribir de tantas cosas que las frases se me agolpan en el teclado, y sin embargo me siento tan poco capaz de plasmarlas. Es como si en estos meses se me hubiera oxidado la capacidad de abstracción, y ahora estuviera aprendiendo de nuevo a pedalear en una bicicleta después de veinte años sin dar un paseo en ella…raro.
Estas últimas semanas han sido bonitas. Raras, pero bonitas. Digamos que fueron todo lo que cabía esperar tras conocer a alguien, incluso más, si cabe. Me he sentido bien en tantas cosas; en tantos aspectos que no conocía de mí mismo…todo era perfecto, nada iba mal… Pero todo se acaba, y de pronto dejé de sentir. Así, sin más…
Quizá todo esto era predecible. Todo son malas decisiones en mi vida; constantes desilusiones y desencuentros. Una montaña rusa de absurdos y sinsentidos.
Puede que no debiera sorprenderme de nada, pues convivo conmigo mismo desde hace ya algún tiempo. Pero sea como fuere, da tristeza tener que aceptar que algo que te ha hecho feliz, aún por un período pequeño, en tantos matices, ha dejado de brillar, y que ahora no queda otra que mirar hacia delante y retomarlo todo.
Será cuestión de días, semanas, reponerme de todo esto, que ha terminado tan rápido como empezó, pero que me deja, al fin y al cabo, una buena sensación. Sensación de haberme sentido valorado, querido; de haber significado algo para alguien que también lo ha significado para mí. Toda una experiencia, que tal vez ha despertado en mí sentidos que desconocía, o que no había puesto aún en funcionamiento. Sentidos que espero me hagan madurar como persona, como pareja, o como amigo. Sentidos que me han hecho ver que aún hay caminos por andar; que no todo está repetido y predeterminado; que las cosas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos, y que has tenido la suerte de ser capaz de querer y de ser querido, de dar y recibir. Sentidos que te calman la mente, que la dejan descansar un rato, y que hacen que se te desperece el corazón, y salga un ratito de su perpetuo letargo para respirar el aroma de la primavera…
Gracias.
Podría escribir de tantas cosas que las frases se me agolpan en el teclado, y sin embargo me siento tan poco capaz de plasmarlas. Es como si en estos meses se me hubiera oxidado la capacidad de abstracción, y ahora estuviera aprendiendo de nuevo a pedalear en una bicicleta después de veinte años sin dar un paseo en ella…raro.
Estas últimas semanas han sido bonitas. Raras, pero bonitas. Digamos que fueron todo lo que cabía esperar tras conocer a alguien, incluso más, si cabe. Me he sentido bien en tantas cosas; en tantos aspectos que no conocía de mí mismo…todo era perfecto, nada iba mal… Pero todo se acaba, y de pronto dejé de sentir. Así, sin más…
Quizá todo esto era predecible. Todo son malas decisiones en mi vida; constantes desilusiones y desencuentros. Una montaña rusa de absurdos y sinsentidos.
Puede que no debiera sorprenderme de nada, pues convivo conmigo mismo desde hace ya algún tiempo. Pero sea como fuere, da tristeza tener que aceptar que algo que te ha hecho feliz, aún por un período pequeño, en tantos matices, ha dejado de brillar, y que ahora no queda otra que mirar hacia delante y retomarlo todo.
Será cuestión de días, semanas, reponerme de todo esto, que ha terminado tan rápido como empezó, pero que me deja, al fin y al cabo, una buena sensación. Sensación de haberme sentido valorado, querido; de haber significado algo para alguien que también lo ha significado para mí. Toda una experiencia, que tal vez ha despertado en mí sentidos que desconocía, o que no había puesto aún en funcionamiento. Sentidos que espero me hagan madurar como persona, como pareja, o como amigo. Sentidos que me han hecho ver que aún hay caminos por andar; que no todo está repetido y predeterminado; que las cosas pueden cambiar en un abrir y cerrar de ojos, y que has tenido la suerte de ser capaz de querer y de ser querido, de dar y recibir. Sentidos que te calman la mente, que la dejan descansar un rato, y que hacen que se te desperece el corazón, y salga un ratito de su perpetuo letargo para respirar el aroma de la primavera…
Gracias.