lunes, 10 de marzo de 2008

las cagadas vitales


¡Qué tiempos aquellos...! A veces echo de menos la forma de percibir que tenía cuando era un niño. Me encantaba observar mucho las cosas, analizarlas mucho, darles vueltas. Y así sacar mis propias conclusiones de la vida; del funcionamiento de las cosas a mi alrededor. Todo era más fácil, porque una vez sacaba las conclusiones pertinentes sobre algo, nadie me lo iba a rebatir, porque era un puto crío, y a nadie le importaba mi teoría de la realidad.
Ahora las cosas son distintas. Por una parte no tanto, porque sigo observando las cosas, y dándoles vueltas, y analizándolas…, pero con mucho menos tiempo y con muchísimo más margen de error. De adultos tenemos tantas cosas en la cabeza que no podemos estar a todo. Es lo que ese dicho dice (valga la redundancia), “el que mucho abarca, poco aprieta”.
Además, por supuesto, ahora hay que tener muchísimo más cuidado con las conclusiones que se sacan, porque casi seguro que un mal juicio te va a llevar a error, y por ende, este error te llevará a cagarla en algún punto de tu vida. Ya no es tan fácil como sentarse a observar y aprender, ni mucho menos. Seguimos aprendiendo, sí, pero de una forma menos contemplativa estilo cuento de hadas; de un modo más torpe, como a trompicones. Ahora estamos como en el practicum de la vida. Ya no hay teoría. Ahora es todo práctica; aprendemos sobre la marcha, y el que no vale…a empresariales.

Todo eso es una mierda, porque entonces llegar a la edad adulta en realidad solo significa que puedes votar. No te garantiza elecciones correctas, ni una vida cómoda o una personalidad fuerte y estable. Para nada. Es más, nos desquiciamos cada vez más a medida que cumplimos años. Somos cada vez más inestables por culpa de las responsabilidades que ganamos, y también por culpa de ellas, con el tiempo elegimos peor. Tenemos menos tiempo, menos ganas y más presión; es decir, ERROR.
Así que sí. Parece que en el mundo, a medida que crecemos nos hacemos más pequeños… es como que no nos damos mucha cuenta de cuándo pasamos de ser niños a ser adultos, y de cuándo nuestras decisiones van a pasar de ser meras irrelevancias para el cosmos, a ser importantes y a tener repercusiones serias sobre nuestra existencia.
Es un estrés. Ya no nos podemos sentar a observar y a hacer conclusiones ideales, qué va. Ahora es como si una cuerda atada al cuello tirara de nosotros, arrastrándonos por la carretera a una velocidad importante, y nosotros tuviéramos que ir decidiendo nuestra vida sobre la marcha, preocupándonos de que no se nos escapen los objetivos del alcance de la vista. Porque sí, lo que quede atrás…quedó. No hay vuelta. Rectificar es de sabios, claro, porque a ver quién es el listo capaz de parar la vorágine y remontar.

¿La conclusión? Pues yo creo que a la que siempre llego. Que la vida es perra, pero divertida también. Y que no hay que desesperar. Que todo nos parece muy estresante y desenfrenado en nuestras vidas, pero que cuando nos jubilemos ya tendremos tiempo de sentarnos a observar en nuestra silla, en el portal de casa (como las viejas de los pueblos, que desde que apareces en la lejanía, no quitan la vista hasta que doblas la esquina). Además, inconformistas como somos, seguramente entonces echaremos de menos el estrés de la juventud, y tendremos una sensación de nostalgia que, ahí sí, no tendrá vuelta atrás. Así que lo dicho, ¡a disfrutar del estrés y de las cagadas vitales!

2 comentarios:

Evavaivi dijo...

Estoy de acuerdo contigo en que cuando seamos viejos, al tener tanto tiempo, nos aburriremos y echaremos de menos estar todo el día ocupados y estresados. Sin embargo, creo que nuestra vida no es tan estresante. Quiero decir que lo es pero solo en la medida en que hacemos que sea así. Sé que hay momentos en los que razonar no nos lleva a ningún sitio y en los que no nos pueden pedir que nos tranquilicemos pero si llegamos a tener la capacidad de verlo desde fuera la cosa mejora :)

Tb es cierto que cuantos más años sumamos, más son las responsabilidades. Ojalá pudiéramos volver a la infancia cuando el problema más grande que teníamos era hacer amigos en el parque para jugar un rato...

LiO dijo...

yo creo q si te paras a pensar, las responsabilidades que tenemos son demasiadas. y sobre todo, como nos repercute todo lo q hacemos es lo q nos crea mayor ansiedad...visto desde fuera precisamente, yo creo, parece de coña q nos podamos manejar de esta forma...esto no es vida!